La Pineda, situada en primera línea de mar, es un espacio de transición entre el tejido urbano y los humedales del Ter Vell, que conecta la ciudad y la naturaleza.
Delante de la Pineda hay una duna recuperada. Las dunas tienen una gran importancia como ecosistema, pero también para ayudar a conservar la arena de la playa y como medida para luchar contra los efectos del cambio climático, porque actúa como barrera ante el temporal de levante, cada vez más intenso.
En la Pineda encontramos especies como el pino carrasco y el tamarisco. Entre las ramas más altas de la Pineda viven pájaros como palomas torcaces y tórtolas.
Aparte de su función ecológica, este es un espacio que aporta diferentes beneficios a la sociedad. Los árboles generan oxígeno y retienen el dióxido de carbono. El espacio proporciona sombra y es un lugar de encuentro cuando hace mucho calor. También tiene un uso recreativo durante todo el año, puesto que mucha gente de L’Estartit viene a pasar el rato. Su existencia ayuda a mejorar nuestro bienestar y nuestra salud.
La Pineda y la duna nos demuestran que, a pesar de la presión humana, la naturaleza tiene una elevada capacidad de recuperación cuando se preserva y se respeta.
Un buen ejemplo de ello es la presencia de Polygonum robertii, una planta de distribución muy reducida, actualmente en peligro de extinción y protegida por ley. Es una especie que ha desaparecido de muchos espacios a causa de la transformación urbanística que ha tenido lugar en el litoral mediterráneo durante las últimas décadas, pero que aún sobrevive en el paseo marítimo de L’Estartit.
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